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lunes, 12 de septiembre de 2011

El extraño sueño.

Caminaba por aquellos viejos barrios de la ciudad tan cercana a aquellas inmensas playas. Había un fuerte olor a humedad debido a la reciente tormenta. El cielo estaba despejado, lleno de estrellas. En la soledad de la calle, ella miraba con curiosidad los balcones antiguos y las piedras mohosas sobre las que caminaba. Llevaba un sencillo vestido de negro con algún que otro encaje. Creía oír un sonido que provenía de todos los rincones de aquel extraño lugar. Era una melodía que le resultaba familiar. Parecía provenir de una caja de música. Como hipnotizada, recordó la letra de aquella canción y con su dulce voz empezó a cantarla en voz baja, tratando de encontrar la fuente de aquel sonido. Así llegó a una casa, era bastante grande y de un color grisáceo y débil, que le daba un aspecto tenebroso. Los cristales de las ventanas estaban sucios y no se podía ver el interior. Las pocas plantas que rodeaban el edificio eran enredaderas que llegaban hasta el tejado, la mayoría secas ya. Entró titubeando del frío y se paseó por la vieja casa. El suelo de madera rechinaba al pisar y ella se estremecía por cada paso un poco más. Encontró la caja sobre una mesa en mitad de la sala principal. Era de madera y de color rosa palo, bastante desgastada, y en ella giraba una bailarina con una falda y unas zapatillas de ballet. Estaba perfectamente tallada en madera, y parecía de diseño artesanal. Se acercó a ella y la cerró. La última nota de aquella canción retumbó por toda la casa. Ella ladeó la cabeza y miró hacia atrás, aún vacilante. Alguien se acercaba a ella, podía sentir esa presencia en la casa por cada uno de los poros de su piel. Asustada dio dos pasos hacia atrás, chocándose con la silla. Oyó el rechinar del suelo y unos pasos. La sombra se iba acercando cada vez más. Ella asustada retrocedió aún más hasta que se topó contra la pared. Se agachó encogiéndose sobre sí misma esperando que fuera un sueño...

Sandra se despertó sobresaltada y sudando. Jadeó sujetándose el corazón como si fuera a salírsele del pecho. Trató de tranquilizarse. Sólo había sido una pesadilla. El problema es que ya había soñado dos noches en esa misma semana con aquello. Sólo podía pensar en la canción, que retumbaba en su cabeza con fuerza. Sin embargo, no sabía cuál era la letra; y tampoco por qué aparecía esa caja de música en su sueño.
Agitó su cabeza y se levantó de la cama. <<Sólo ha sido un sueño>> se dijo. Aunque en verdad, no estaba tan segura de sus palabras.


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